sábado, 30 de abril de 2016
-Marchena Tierra de Alfareros.
En el S. XIX había en Marchena cuatro alfarerias (Madoz). En los rellenos de alfarería de las bóvedas de la iglesia de San Juan (nave lateral) se encontraron 17 formas distintas de vasjias que datan de 1556. Incluían cántaros, cantimploras, lebrillos, fuentes, morteros, queseras. En las naves del abside (1490) había grandes tinajas, tinas y lebrillos. En los 80 aun vivía Francisco Perea Lozano, hijo del último alfarero que ejerció en la localidad.
A principios del S. XX habia muchos alfares pero solo dos familias hacían cacharros de barro y una ladrillería, la de Juan Matas. La familia de Manuel Vicente, conocidos como los Perea, familia de tradición alfarera de siglos atrás, con un taller en la carretera del palomar. El barro era extraído del paraje conocido como Los Barreros, cercano al pueblo, blanco para búcaros, rojo para jarras. El barro se lavabab y cuajaba, luego se pisaba a pie y se hacía una pila y luego se trabaja con un torno alto de pie, Finalmente se cocía en un horno moruno. Los oficios artesanos alfareros fueron recuperados hace algunos años por la Escuela de las Artes, donde aprendió Jesús Perea, nieto del último alfarero y un taller, San Cristóbal, de Juan Rafael Lora, se dedica a la azulejería comercial. Entre los restos de cerámica más antiguos está el Vaso de los Toros Montemolín, S. VI AC hoy en Museo el Arqueologico de Sevilla. http://www.alfareros.blogspot.com.es/
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