José A. SUÁREZ. Marchena
En Marchena ni el agua es buena, dice el refrán, aunque la realidad y la historia demuestren lo contrario. El municipio es uno de los pocos en Sevilla provincia que aparece en el catálogo de aguas minero medicinales de la Junta de Andalucía y en el atlas hidro-geológico de la Diputación de Sevilla (2003). Este importante legado hídrico no es casual y seguramente esté en su mismo origen histórico. Marchena se ubica sobre ríos subterráneos. 395 km cuadrados que tiene el acuífero Arahal-Paradas Morón.
Aguas medicinales y manantiales
Sus aguas medicinales, atrajeron a visitantes de toda Andalucía, hasta los baños –de origen árabe y romano- de la Plaza Vieja cerca del Arco de la Rosa hasta el S. XIX. Todo este legado del agua, permanece enterrado en el subsuelo y olvidado en la memoria de los marcheneros, a pesar de los beneficios históricos, sanitarios, económicos, turísticos que podría tener su puesta en valor. Hace pocos años se comenzó a gestar proyecto de recuperación para entregar a Prodetur, que no ha llegado a buen puerto.
En 1830 tras la construcción del edificio de los baños en la Plaza Vieja, aprovechando los restos de jardines, baños y muralla árabe (actual Hotel Ponce), el médico Ramón Díaz, recogió los testimonios médicos con ejemplos concretos de curaciones y un informe de la Sociedad de Medicina de Sevilla que trataba de explicar por qué curaban las aguas de Marchena.
Las aguas llegaban a la Plaza Vieja, procedente de varios manantiales conducidos por acueductos históricos de gran tamaño. Uno de ellos arrancaba en la actual calle Boteros (Antonia Díaz).
El otro brotaba de la misma muralla, proveniente de Siete Revueltas y La Cilla. Además J.L. Ravé cita la existencia de restos de baños árabes en la zona del antiguo convento de Capuchinos, junto a Pza. Ducal que describe como “ruinas subterráneas que pueden ser restos de unos baños islámicos, tanto por su estructura como por la existencia de algunos lucernarios”. En la zona amurallada de la finca El Parque existen restos superficiales de sistemas hidráulicos musulmanes.
Había ocho albercas menores cubiertas y separadas, con sus respectivas llaves, y dos grandes y abiertas a todo el mundo, convirtiéndose en “uno de los mejores baños de la Provincia”.
En la reconstrucción, se rehicieron las albercas y descubrió el acueducto, “a una vara de profundidad bajo el suelo” y reunió el cauce de los dos manantiales según la disposición antigua. Incluso fue citado por la prensa de la época, el suplemento al diario del Comercio, Artes y Literatura de Sevilla (N. 167).
El informe médico citado en el documento de 1830 daba como irrefutable prueba el testimonio del doctor Sañudo que se puso como ejemplo de curación diciendo que son muchas las personas que deben a estas aguas su curación “particularmente en los efectos paralíticos de que vine afecto a esta Villa el año de 1808 con una hemiplegia, y habiéndolos usado por tres años consecutivos, me restablecí, sin que haya recaído”.
Entre los efectos positivos de las aguas que contenían gran cantidad de sal a bajas temperaturas, estaba un “mayor vigor a todo el organismo”. Sobre todo, eran buenas para enfermedades de la piel del sistema digestivo y nervioso.
Viviendo sobre ríos subterráneos
Este legado hídrico no es casual. Marchena vive literalmente sobre ríos subterráneos, sin saberlo.
Marchena está sobre uno de los grandes acuíferos de la provincia, el denominado Arahal-Paradas-Morón con una superficie de 395 km2. Ocupa toda el área de una poligonal cuyos vértices son las poblaciones de Marchena, Paradas, El Arahal, Morón y La Puebla de Cazalla.
Estos ríos subterráneos se nutren de entre el 20% y el 50% de la lluvia útil, lo que supone entre 12 y 29,7 hm3/año según el anuario Hidro-Geológico de la Provincia de Sevilla. Los 80.000 habitantes de los 5 municipios de la zona consumen 5,38 hm3/año, de los que 4,46 hm3/año son aportados por el Plan Écija. De hecho hasta los años 50 Marchena consumía el agua de sus propios pozos municipales, sobre los que están hoy los huertos municipales (portada de la Tía Juana).
El acuífero existe gracias una capa profunda de margas azules, impermeables y sobre ellas, areniscas permeable al agua. Las laderas sobre las que se ubica Marchena suponen el fin de la zona de arenisca, y a partir de aquí una parte del agua fluye hacia Carmona. Hasta primero del siglo XX, una parte de este río subterráneo afloraba en el llamado baño de los caballos, sobre los que se construyeron los Jardines I. Arcenegui.
En toda la comarca el acuífero tiene una potencia con potencia variable de entre 5 y 55 m3, entre 10 y 20 metros de profundidad, con flujo este-oeste.
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